•Los expertos aseguran que más que nunca es un reto para la salud pública en Europa y se encuentra entre las tres primeras causas de discapacidad y genera unos costes individuales, familiares y sociales muy elevados
•Discapacidad, aislamiento social, pérdida de productividad laboral y de calidad de vida, morbi-mortalidad y costes económicos, principales consecuencias de la enfermedad.
•Los suicidios se convierten en la primera causa de muerte entre los jóvenes españoles de entre 25 y 34 años
Abatimiento, infelicidad, melancolía, tristeza… son sentimientos que de una u otra manera se tiene de vez en cuando en nuestra vida durante periodos más o menos largos. Cuando estos sentimientos se aúnan interfiriendo en nuestra vida cotidiana durante un tiempo más largo de la habitual, algunas semanas o más, se está entrando en una depresión clínica, entendida como un trastorno anímico donde convergen los sentimientos citados.
Para los especialistas la depresión supone un reto para la salud pública y se sitúa entre las tres primeras causas de discapacidad generando unos costes individuales, familiares y sociales muy elevados. Tan solo en los países de la UE supone una de las primeras causas de pérdida de productividad, jubilación anticipada y ausencia laboral debida a enfermedad y su peso va en aumento cada año.
Un total de 1.868.173 personas fueron diagnosticadas de depresión en 2013 en España y las cifras sugieren que su prevalencia está en aumento, especialmente debido a la crisis. La OMS alerta de que esta “dolencia del alma” será la primera causa de discapacidad en el año 2030. La depresión constituye un reto para la salud pública y se encuentra entre las tres primeras causas de discapacidad y genera unos costes individuales, familiares y sociales muy elevados.
Así lo han puesto de manifiesto recientemente en un encuentro informativo organizado por la Sociedad Española de Psiquiatría, laFundación Española de Psiquiatría y Salud Mental y la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica en colaboración con Lundbeck, que han alertado que en nuestro país, el riesgo de que la población general desarrolle, al menos, un episodio de depresión grave a lo largo de la vida es casi el doble en mujeres (16,5%) que en varones (8,9%). Según datos recogidos en la “Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud”, España es el país europeo con las tasas más altas de síntomas depresivos en población de edad avanzada.
Esta «tristeza patológica», como la ha definido Miguel Gutiérrez, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, además de suponer un gran carga social conlleva un problema añadido: las enfermedades psiquiátricas, y entre ellas la depresión, se consideran como enfermedades estigmatizantes. Además del principal impacto en la calidad de vida del paciente, la depresión también afecta significativamente al funcionamiento en los ámbitos social y laboral, y traslada el sufrimiento a la familia y al entorno inmediato. El doctor Gutiérrez recalca que “no se debe confundir lo que son alteraciones del estado de ánimo normales con enfermedades depresivas”, mientras que el doctor Miguel Bernardo, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, insiste en que “el reconocimiento y diagnóstico de la depresión deben ser mejorados”.
«La repercusión que tiene padecer una depresión es devastadora en muchos ámbitos vitales y también difícil de comprender en quien nunca ha sufrido esta enfermedad. La pérdida de autoestima y la consideración negativa y culpable sobre sí mismo dibujan un panorama en el que no hay lugar para ningún sentimiento favorable ni que sostenga una mínima calidad de vida o sensación de bienestar», señaló el especialista del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, Jerónimo Saiz.
La crisis también tiene su culpa
Un estudio realizado por la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental en pacientes que acudieron a Atención Primaria entre 2007 y 2011 detectó un aumento del 10 % de trastornos de ansiedad o depresivos, que estaban muy relacionados con problemas de hipotecas o desempleo.
Además, la depresión es «la gran puerta de entrada a las conductas suicidas», advirtió Roca, presidente de la citada Fundación. El suicidio se relaciona con una gran variedad de trastornos mentales graves y, en el caso de la depresión, el riesgo es 21 veces superior a la población general. La tasa de prevalencia del suicidio en España está en el entorno del 6,5-7 por 100.000 habitantes. Esto significa cerca de 10 muertes por suicidio cada día, la primera causa de muerte no natural. Por ello, el especialista apuesta por establecer un plan de choque para la prevención del suicidio en España, al igual que se hizo con los accidentes de tráfico. Un plan en el que tienen que estar implicados los profesionales sanitarios, que deberán detectar aquellos pacientes que han tenido tentativas para que éstas no se traduzcan en suicidio, sostuvo Saiz.
Más riesgo de enfermedades cardiovasculares
Pero como los males no vienen solos, los pacientes con depresión tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes, otros trastornos psiquiátricos y ser consumidores de drogas. Según los datos de la Encuesta Nacional de Salud (ENSE) 2011-2012, el 68,4% del total de enfermos con depresión y/o ansiedad percibe su estado de salud entre regular y muy malo (33,7% en el resto de enfermos crónicos, y 28,1% de la población total española). De hecho, la morbi-mortalidad por otras causas (especialmente oncológicas y cardiovasculares) es superior a la de la población general.
Los expertos insisten en que se debe mejorar el reconocimiento y diagnóstico de la depresión Entre las razones que explican el infradiagnóstico e infratratamiento se encuentran la escasez de tiempo en la entrevista clínica, la elevada presión asistencial existente entre los médicos de atención primaria y especializada, enmascaramiento de los síntomas e inexistencia de pruebas complementarias específicas ni de marcadores biológicos. Algunos estudios indican que el número de pacientes con depresión diagnosticados por el médico de primaria se sitúa entre el 42% y el 72% del total de pacientes deprimidos. De modo que este nivel sanitario se erige en un pilar fundamental para el efectivo abordaje de la depresión, asegura los expertos.
Aumentan la prescripción de antidepresivos
Miquel Roca incidió en la repercusión de esta enfermedad dentro del Sistema Nacional de Salud, especialmente en Atención Primaria: un 20 % de los que acuden al centro de salud presentan un cuadro depresivo o ansioso, pero menos del 50 % reciben tratamiento. Una «paradoja» si se tiene en cuenta que entre 2000 y 2013, las prescripciones de antidepresivos han aumentado un 200 %.
Alcanzar la remisión y minimizar los efectos adversos –y en consecuencia, reducir las recaídas- sigue representando un reto en el tratamiento de la depresión, que encuentra en la falta de adherencia terapéutica uno de los principales desafíos para el correcto abordaje de la patología, ya que hasta el 43% de los pacientes abandona el tratamiento y otro porcentaje importante no lo cumple como le ha sido prescrito.
Los datos señalan que cada episodio depresivo incrementa la probabilidad de una recaída posterior. Aproximadamente, un 60% de los pacientes que ha sufrido un episodio depresivo presenta al menos una recurrencia a lo largo de su vida.
En cuanto a la investigación en torno a esta dolencia, explicó el doctor Bernardo, “las líneas más prometedoras se encuentran la neurobiología de la depresión, el cerebro depresivo como resultado de la interacción gen/ambiente modulada por los factores biológicos, psicológicos y sociales y las nuevas aproximaciones terapéuticas, farmacológicas y psicológicas”.
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35 Replies to “La depresión, la principal puerta de entrada al suicidio”
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