• Los pacientes trasplantados con un riñón de un donante mayor de 75 años tuvieron mejor supervivencia frente a aquellos que permanecieron en diálisis en lista de espera de trasplante, con una reducción en la mortalidad global de un 60%.

• La mejora fue especialmente relevante en aquellos receptores con una edad inferior a 65 años, siendo el beneficio en reducción de mortalidad de más del 80%.

• Este estudio, realizado conjuntamente por nefrólogos del Hospital del Mar y el Registre de Malalts Renals de Catalunya, será presentado de manera pormenorizada en el 46º Congreso de la Sociedad Española de Nefrología.

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Los pacientes trasplantados con un riñón de un donante mayor de 75 años reducen su mortalidad en un 60% frente a aquellos que permanecen en diálisis en lista de espera de trasplante.

Un estudio retrospectivo realizado conjuntamente por nefrólogos del Hospital del Mar y el Registre de Malalts Renals de Catalunya ha puesto de manifiesto que aquellos pacientes trasplantados con un riñón de un donante mayor de 75 años reducen su mortalidad en un 60% frente a aquellos que permanecen en diálisis en lista de espera de trasplante.

La mejor supervivencia del paciente trasplantado (incluso con un donante con criterio expandido, es decir, aquel con más de 60 años o mayor de 50 años con al menos dos de los siguientes factores de riesgo: hipertensión arterial, nivel de creatinina sérica mayor de 1,5 mg/dl o causa de muerte por accidente cerebrovascular) con respecto al paciente que permanece en diálisis es un hecho contrastado en la literatura científica desde hace años. Sin embargo, el beneficio en supervivencia con riñones provenientes de donantes de edad muy avanzada no había sido analizado previamente. Esto puede ser debido a que la edad es el factor limitante fundamental para la aceptación de donantes renales en otros medios como en Estados Unidos.

Según los resultados de este estudio –que se presentará de manera pormenorizada en el 46º Congreso de la Sociedad Española de Nefrología–, los pacientes trasplantados con un riñón de un donante mayor de 75 años mejoraron su supervivencia frente a aquellos que permanecieron en diálisis en lista de espera; en concreto los años de vida proyectados fueron 11,4 en el grupo de trasplantados frente a 6,3 en el grupo que permaneció en diálisis en lista de espera. En aquellos receptores con una edad inferior a 65 años, se observó una reducción en la mortalidad especialmente relevante, siendo el beneficio del 80%.

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Unos 4 millones de personas padecen en nuestro país enfermedad renal crónica (ERC), de las cuales algo más de 55.000 se encuentran en Tratamiento Renal Sustitutivo (TRS).

Sobre la Enfermedad Renal
Se estima que unos 4 millones de personas padecen en nuestro país enfermedad renal crónica (ERC), de las cuales algo más de 55.000 se encuentran en Tratamiento Renal Sustitutivo (TRS). Afortunadamente, más de la mitad (52%) son portadores de un trasplante renal funcionante y el resto precisa diálisis. Además, cada año, 6.000 españoles con insuficiencia renal progresan hasta la necesidad de seguir uno de los tres tipos de tipos de TRS (hemodiálisis, diálisis peritoneal o trasplante) y la prevalencia de la patología aumenta a un ritmo del 3% anual. Este incremento está relacionado con el envejecimiento de la población, con el incremento de patologías y factores de riesgo estrechamente relacionados con la enfermedad renal –enfermedad cardiovascular, diabetes, hipertensión, obesidad- y con el infradiagnóstico de la patología renal en sus estadios iniciales.

En EE.UU, los últimos estudios publicados sugieren que la ERC podría duplicarse en una década. En Europa, con una prevalencia inferior, se ha detectado un incremento anual cercano al 5%. Todos esos datos revelan la necesidad de mejorar el conocimiento social de la enfermedad renal, como se ha logrado con las enfermedades cardiovasculares, para promover así hábitos de vida saludables que contribuyan a la prevención de la patología renal. El diagnóstico temprano es otro de los grandes retos, pues casi el 25% de los pacientes ignoran su patología en fase inicial. La detección de la enfermedad renal en estadios avanzados tiene, además de un impacto elevado en la calidad de vida del paciente, un coste sanitario relevante, pues el tratamiento renal sustitutivo consume entre el 2,5 y el 3% del presupuesto del Sistema Público de Salud y un 4% de la atención especializada.