En el marco del 50º Congreso Nacional SEMICYUC que se celebra en Donostia, Philips ha presentadocasos de éxito llevados a cabo en nuestro país gracias a los cuales se ha aumentado la seguridad del paciente

El protocolo «UCI sin paredes»  ha logrado reducir en un cincuenta por ciento el número de paradas cardiacas, acortar la estancia en la UCI  y la administración de fármacos en un veinte por ciento

UCI SIN BARRERAS
«La UCI sin paredes» es posible combinando la tecnología con el factor humano

El hecho de que un paciente salga de la UCI no siempre significa que esté totalmente recuperado. En muchas  ocasiones, ese paciente ingresado en UCI tras una intervención quirúrgica o tras un evento grave, es dado de alta porque se entiende que ha mejorado y que ya no es necesario mantenerle bajo una vigilancia tan férrea, pero sigue siendo un paciente delicado.

Precisamente para mantener el control  sobre estos pacientes delicados, ha surgido el concepto de “UCI sin paredes” que permite, con ayuda de la tecnología, mejorar la seguridad tanto de los pacientes ingresados en UCI como de todos aquellos pacientes potencialmente críticos ingresados en planta en el resto del Hospital.

Este ha sido el tema central del simposio “UCI sin paredes: una realidad posible combinando tecnología y factor humano”, que  ha organiza Philips hoy martes dentro del 50º Congreso de Cuidados Intensivos y Unidades Coronarias (SEMICYUC) que se celebra estos días en San Sebastián.

El doctor Federico Gordo, Jefe del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Universitario del Henares, conoce bien la “UCI sin paredes” ya que su Servicio fue pionero en la instauración de este protocolo en nuestro país en 2009. “Se trata de un sistema de detección precoz de pacientes potencialmente graves que se hace posible gracias a la colaboración de enfermería del centro hospitalario y del resto de servicios médicos” explica el doctor.
Entre el 4% y el 17% de los pacientes hospitalizados sufren eventos críticos, que están frecuentemente precedidos de uno o más signos de deterioro fisiológico en los signos vitales más comúnmente medidos o monitorizados y alteraciones analíticas. Los primeros síntomas de deterioro aparecen entre 6 y 8 horas antes de que el evento adverso se produzca y es en este momento cuando se puede actuar evitando su paro cardiaco. “Conscientes de ello, creamos el protocolo “UCI sin paredes”, prestando especial atención a todos estos indicadores que nos pueden desvelar el empeoramiento de un paciente que podría acabar en un reingreso en la UCI” añade.

Este protocolo ha logrado reducir en un cincuenta por ciento el número de paradas cardiacas, acortar la estancia en la UCI y la administración de fármacos en un veinte por ciento.

La tecnología ha jugado también un papel crucial en este protocolo, y gracias al sistema de monitorización remota de constantes vitales Guardian de Philips, que es además inalámbrico, los sanitarios son capaces de controlar todas las constantes vitales de los pacientes que consideran “de riesgo” y adelantarse a posibles eventos adversos.

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Philips ha presentado, en el Congreso de San Sebastián,  casos de éxito que se llevan a cabo ya en hospitales españoles

“Con estos sistemas mejora nuestra capacidad de adelantarnos a eventos potencialmente graves en los pacientes de riesgo y administrar tratamientos o tomar decisiones de forma más precoz y por tanto más efectivas. Se trata por tanto de un avance a la hora de gestionar el sistema de salud, evitando eventos adversos, consiguiendo beneficios para el paciente y ahorros para el sistema” concluye el Dr. Federico Gordo.

La doctora Mª Cruz Martín,  Jefe de Servicio de Medicina Intensiva del Hospital de Torrejón, también expuso su experiencia en el proceso de detección de pacientes en riesgo de deterioro en plantas de hospitalización convencional. Para ella,  la transición segura de UCI a planta “es aquella que permite que los pacientes de UCI pasen a planta de hospitalización en el momento adecuado evitando estancias prolongadas por un lado, y por otro asegurando que se evitarán ingresos innecesarios que se relacionan con mayor morbilidad y mortalidad. Disponer de procesos que permitan detectar pacientes en riesgo de deterioro lleva a una respuesta precoz y más efectiva».

“La seguridad del paciente constituye una de las dimensiones clave de la calidad asistencial. A pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años a nivel internacional y a nivel local, todavía son muchos los pacientes que sufren incidentes relacionados con la atención sanitaria causando daño a los pacientes” afirma la Martin. Y añade que la manera de elevar el nivel de esta seguridad sería “mejorando la cultura de seguridad de las instituciones y de los profesionales, asegurando una adecuada formación en seguridad del paciente desde las etapas más tempranas y buscando la manera de implantar aquellas prácticas seguras que han demostrado reducir los eventos adversos”.

Por su parte, el doctor Jesús Sánchez (médico especialista en Medicina Intensiva del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid)  afirma que “la seguridad del paciente dentro de los hospitales tiene muchas oportunidades de mejorar. Actualmente existe la preocupación por la creación de una cultura de seguridad que implica la modificación en algunos procesos hospitalarios. En el simposio de mañana presentaremos algunos ejemplos a nivel hospitalarios de lo que probablemente sea habitual en nuestros hospitales en los próximos años”. Para él la manera de mejorar la seguridad sería “la implementación de elementos de  barrera que disminuyan la posibilidad de errores mediante el uso de tecnología, la identificación precoz de eventos adversos que sucedan en los pacientes y la identificación y monitorización de dichos eventos”.

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