•La depresión, padecida por más de 350 millones de personas, es un trastorno grave y la principal causa de discapacidad en el mundo
• El coste de esta enfermedad en la UE se ha estimado en más de 92.000 millones de euros en 2010
• Los síntomas residuales son muy frecuentes y se asocian a un mayor riesgo de recaída y comorbilidad
La depresión, tradicionalmente asociada a la tristeza y apatía es, sin embargo, un trastorno multidimensional caracterizado por aspectos emocionales, cognitivos y físicos, cuyo objetivo terapéutico ha evolucionado y se dirige a la recuperación del paciente.
La alta prevalencia de síntomas residuales de la depresión como los cognitivos, insomnio, ansiedad, fatiga, dolores y disfunción sexual impactan de forma directa en la calidad de vida de los pacientes y su entorno, incluso en aquellos que responden al tratamiento o se encuentran en fase de remisión, tal y como pusieron de manifiesto los especialistas reunidos en el XIV Seminario Lundbeck ‘La letra pequeña de la depresión’, celebrado en Ibiza
“La depresión no solo es una alteración del estado de ánimo transitorio, es algo más que estar triste; es un trastorno mental grave con un gran impacto económico y sociosanitario. Y a pesar de que un 10% de la población está en riesgo de padecerla en algún momento de su vida, continúa estando desatendida. La depresión es, con mucho, una de las enfermedades que mayor carga de discapacidad inducen estando situada en el mundo occidental como la primera causa, y en el total mundial, se estima que para el 2020 sea la segunda causa”, sentenció el doctor Manuel Manuel Bousoño, profesor titular de Psiquiatría del Departamento de Medicina de la Universidad de Oviedo.
Según este especialista, aún hoy, esta enfermedad crónica permanece infradiagnosticada y, por tanto, en muchos casos, sin el tratamiento adecuado, generando sufrimiento en quienes la padecen y a su entorno cercano. “por desgracia, bien por falta de tiempo, la falta de concienciación social, o algunos prejuicios persistentes, dificultan la identificación de la depresión. Según los datos de un estudio internacional presentado en el Seminario Lundbeck se detecta un infradiagnóstico de un 50%, mientras que el sistema español muestra cifras mejores (33%). Sin embargo el problema de indradetección de la depresión es todavía muy importante”, reconoció Bousoño
De hecho, de los 92.000 millones de euros de coste estimado de la depresión en la Unión Europea en 2010, el 58,6% por ciento correspondió a costes indirectos como pérdida de productividad laboral, bajas por enfermedad y jubilación anticipada. La pérdida de productividad provocada por el absentismo y “presentismo” representa en torno al 50% de todos los costes relacionados con la depresión. En este sentido, “el coste en farmacia es de entre el 7 y el 15%, aunque la Administración presiona para que no recetemos antidepresivos porque son caros”, añadió el experto.
El doble en mujeres
La depresión constituye un reto para la salud pública, ya que su prevalencia es muy alta. En España, el riesgo de que la población general desarrolle, al menos un episodio de depresión grave a lo largo de la vida es casi el doble en mujeres (16,5%) que en hombres (8,9%), mientras que el porcentaje de personas que padece anualmente la enfermedad se sitúa entre el 8 y el 15%. Según la OMS, 350 millones de personas padecen este trastorno grave que es la principal causa de discapacidad en el mundo.
Además, los pacientes con depresión tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares (accidentes cerebrovasculares e infarto agudo de miocardio), diabetes, otros trastornos psiquiátricos y ser consumidores de alcohol y drogas, sin olvidar el riesgo de suicidio, que se relaciona con una gran variedad de trastornos mentales graves y, en el caso de la depresión, es 21 veces superior a la población general”, explicó Bousoño
Frecuentes recaídas
Las recaídas, frecuentes en esta enfermedad, representan también uno de los principales desafíos para el correcto abordaje. “Cada nuevo episodio induce una mayor sensibilización y una mayor probabilidad de tener nuevos episodios, de forma que una persona que ha sufrido un primer episodio, tiene un 50% de probabilidad de tener un segundo episodio, pero alguien que ha tenido tres o más, tiene ya una probabilidad superior al 90%, explica Además, los pacientes con depresión tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares (accidentes cerebrovasculares e infarto agudo de miocardio), diabetes, otros trastornos psiquiátricos y ser consumidores de alcohol y drogas, sin olvidar el riesgo de suicidio, que se relaciona con una gran variedad de trastornos mentales graves y, en el caso de la depresión, es 21 veces superior a la población general”.
Síntomas residuales
Además de las dificultades en la detección –asociadas a “la falta de tiempo de los médicos de primaria que son los primeros que atienden a estos pacientes, de concienciación social y a los prejuicios persistentes”, remarcó Bousoño–, otro reto son los síntomas residuales, los que permanecen tras la mejoría, y que siguen limitando la actividad habitual del paciente. Suelen ser síntomas que no afectan al estado de ánimo (tristeza, llanto) como a disfunciones cognitivas (falta de atención o de memoria), síntomas corporales o dolorosos insomnio. No son tan manifiestos como la tristeza, la desesperanza o la culpa, pero impiden que el paciente vuelva a su vida normal”. Según la Asociación Americana de Psiquiatría cifra en entre el 20 y el 35 por ciento los pacientes con síntomas residuales persistentes.
La prevalencia de estos síntomas se considera clínicamente relevante y se asocia a un curso negativo de la depresión ya queel riesgo de recaídas, recurrencias, suicidio y discapacidad social se ve incrementado. “Puede decirse, globalmente, que un 50% de las depresiones tratadas no alcanza la remisión total; los especialistas no conseguimos la desaparición de los síntomas. De ellas, un 80% mantiene en el tiempo síntomas depresivos residuales”, remarcó Lahera.
Aunque la mayoría de los pacientes que sufren este trastorno responden a los fármacos antidepresivos, solo un tercio alcanza la remisión. “Como promedio, tras la respuesta suelen persistir los síntomas residuales, destacando los problemas cognitivos, la falta de energía y los trastornos del sueño, que están presentes del 35% al 45% del tiempo. Por eso es importante evaluar la respuesta antidepresiva en las primeras semanas de tratamiento y, luego, buscar activa y continuadamente la remisión clínica y funcional”, apuntó el investigador del Cibersam.
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