•Los actuales estudios clínicos con semaglutida en fase III avalan la estrategia de su uso como fármaco eficaz contra la epidemia de obesidad, que no para de incrementarse en el mundo

La obesidad y la diabetes son un dúo maléfico en bucle de tormenta perfecta contra la salud. Entendiéndolo así, la compañía farmacéutica Novo Nordisk desde hace más de dos décadas marcó su estrategia corporativa contra la diabetes dirigiendo su lucha desde múltiples ángulos específicamente frente a la obesidad. Así lo pusieron de manifiesto los responsables de la compañía farmacéutica en la reciente reunión anual empresarial en Copenhague (Dinamarca), donde dentro de sus resultados globales presentaron y destacaron las acciones combinadas que están llevando a cabo frente a estas dos pandemias, que van aliadas y están expandiéndose a velocidad de vértigo. Más de 1.900 millones de adultos tienen sobrepeso, 650 millones de adultos y 120 millones de niños sufren obesidad, además del desajuste en la esperanza de vida para otros 120 millones a causa de esta enfermedad, con el colofón de que en 2010 casi tres millones y medio de personas murieron directamente por sus efectos, entre los que tampoco es baladí el sobrecosto que produce al año en los sistemas de salud del mundo estimado en 2 billones de dólares. Cifras que nos hacen observar que, paralelamente y de manera constante, se va incrementando la población con diabetes II en el mundo que ya supera los 425 millones.

En España, la obesidad puede considerarse una epidemia que afecta entre obesos y con sobrepeso a 27 millones (al 80% de hombres, al 55% de mujeres y al 20% de los niños), observándose con preocupación que aumenta tres millones cada década, aunque la diferencia entre regiones sea muy notable con Asturias en el 25% de incidencia y Baleares tan solo con el 10%. El reto para Novo Nordisk  -tal y como subrayó en el encuentro con los periodistas, Mads Tang-Christensen, vicepresidente de la corporación y responsable global de investigación sobre obesidad- es precisamente ayudar a los obesos a mejorar su vida fomentando la educación en cambios de hábitos de dieta, realizar ejercicio físico moderado, reducir ingesta de alcohol, en general en prevención y con tratamientos farmacológicos adecuados y eficaces.

Incrementan los  pacientes de diabetes tipo II

Frente a la diabetes tipo I que presenta datos de incidencia muy estables, la actual pandemia de diabetes se extiende debido esencialmente a que están incrementándose los pacientes de diabetes tipo II, cuyo número a su vez se expande a causa del preocupante ascenso de la obesidad. Mientras la diabetes 2 está claramente aceptada como patología, la obesidad es vista de otras maneras; por esto, el avance conceptual es precisamente entender que yendo ligadas obesidad y diabetes II, ambas son enfermedades que deben ser tratadas como tales. En este aspecto, aunque la obesidad sí sea ya reconocida por muchas organizaciones médicas como patología específica, aún es necesaria una didáctica de la Sanidad para entender que la obesidad debe de ser tratada también desde el punto de vista científico, porque su incidencia es manifiesta y está relacionada con múltiples complicaciones: depresión, ansiedad, enfermedades hepáticas e intestinales, artritis, artrosis, gota, incontinencia, apnea, riesgo cardiovascular, trombosis y, muy en especial, diabetes tipo II… “En la actualidad, la estadística médica nos dice que la población con obesidad ve incrementado hasta cinco veces su riesgo de desarrollar diabetes tipo II, lo que está haciendo que la obesidad esté conduciendo a una auténtica pandemia de este tipo de diabetes”, recalcó Mads Krogsgaard Thomsen,  vicepresidente ejecutivo y responsable científico (CSO) de la compañía.

Como presentaron en sus resultados, una disminución de un 5-10% del peso corporal reduce significativamente los riesgos cardiometabólicos, el índice de colesterol, la presión sanguínea y evidentemente la diabetes tipo II. En teoría ganar o perder peso es un proceso muy simple, pero en la realidad diaria, la obesidad es una enfermedad compleja y poliédrica, donde se aglutinan factores familiares, sociales, laborales, económicos, hábitos alimenticios, la edad, otras patologías y donde también interviene la cantidad de tejido adiposo, la actividad pancreática e intestinal, la propia genética, los medicamentos que se ingieren.

Otras posibilidades farmacológicas de la obesidad

En este campo multifactorial, las investigaciones de Novo Nordisk, como reseñó Lotte Bjerre Knudsen, responsable del área científica de fármacos, encontraron que existían otras posibilidades en el tratamiento farmacológico de la obesidad al estudiar el papel metabólico de la GLP-1, que es un péptido ligado al glucagon que interviene en la regulación del nivel glucémico como agonista de la insulina. El GLP-1 se empezó utilizando porque inducía la producción de la insulina en la célula beta del páncreas y así reducía la diabetes II al ayudar a rebajar el azúcar en sangre, pero posteriormente se fue encontrando que también interviene reduciendo la obesidad y el riesgo cardíaco, así como la presión arterial, el índice de colesterol y el volumen de triglicéridos.

En el mecanismo de acción de semaglutida para reducir peso se observa que después de 12 semanas de administración se ponen de manifiesto cuatro cosas: reducción de la masa de grasa corporal, se rebaja la energía de ingesta, hay un pequeño decrecimiento en los restos metabólicos y hay un mejor control vegetativo de la ansiedad por comer. Precisamente en el cerebro se detecta una mejor regulación de los centros de la saciedad del cerebro, especialmente en la zona del hipotálamo.

Los beneficios de la semaglutida

Así, partiendo de ese dato de la actividad de la GLP-1, en los laboratorios de la compañía danesa diseñaron dos fármacos, liraglutida, que se aplica con pluma una vez al día con efectos muy positivos, y semaglutida que se inyecta también por pluma una vez a la semana con efectos similares, pero mucho más prolongados en el tiempo. Esta forma de tratamiento semanal es una ventaja cualitativamente determinante significativa en el tratamiento, que se suma a las ya citadas, y aunque puedan aparecer algunos efectos secundarios (náuseas, vómitos, diarreas, hipoglucemias…), son relativamente poco intensos e infrecuentes.

En la fase II del proceso de estudio con semaglutida se obtuvo en los pacientes que intervinieron más de un 15% de reducción de peso. Y la certeza de estar en el buen camino se está confirmando en la actual fase III en cuyos diferentes pasos de investigación y análisis se han incluido unas 5.500 personas con obesidad y diabetes y 17.500 pacientes con obesidad, pero sin diabetes, que se utilizan como referencia.

Actualmente, el tratamiento Novo Nordisk GLP-1 para la obesidad ya se está aplicando en 42 países.

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