“La obesidad es una enfermedad crónica y multifactorial capaz de ocasionar y desencadenar más de 200 patologías clínicas, que comporta consecuencias negativas a nivel laboral y social, y que, además, reduce significativamente la esperanza de vida”, explica la bióloga e investigadora María del Mar Malagón
“Hay que mejorar la divulgación sobre la obesidad, promoviendo un enfoque accesible, riguroso y alejado de los estigmas que sufren las personas con obesidad”, señala María del Mar Malagón, investigadora y presidenta de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO).
Nekane Lauzirika vía #ON #DEIA #GrupoNoticias
Para ello, se va a crear un grupo de trabajo de Comunicación en Obesidad. “Una iniciativa que contará con expertos en obesidad y profesionales de la información en salud. Se trata de concienciar a la ciudadanía de que la obesidad es una enfermedad crónica y con la ayuda de los medios ofrecer informaciones veraces, que contribuyan a reducir el estigma social”, apunta Malagón, que fue una de las especialistas que participó en la I Jornada de Periodismo y Obesidad celebrada con la colaboración de Novo Nordisk y Lilly.
QUIÉN ES
María del Mar Malagón es catedrática de Biología Celular por la Universidad de Córdoba y subdirectora del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC), donde dirige un grupo de investigación sobre Adipobiología. Ha sido consejera de varias sociedades científicas nacionales e internacionales. Ha publicado 180 artículos científicos y dirigido numerosos proyectos de investigación y tesis doctorales. Desde 2022 es presidenta de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), cargo que ostentará hasta el próximo noviembre.
¿Qué factores influyen en la obesidad?
La obesidad es una enfermedad multifactorial en la que intervienen desde factores biológicos o genéticos hasta psicológicos, socioeconómicos o ambientales, o incluso las horas de sueño y el estrés. La importancia de cada uno de estos factores en el desarrollo de la obesidad en cada persona puede variar, por lo que tenemos que hablar de obesidades como un conjunto de enfermedades heterogéneas. Poe ello hay que tratarla de manera personalizada.
¿Por qué no se la trata como una enfermedad?
Porque está unida al comer, a un exceso de comida, de ingesta y a poca actividad física. Se asocia con que es voluntad de la persona dejar de comer y empezar o no a hacer ejercicio. Eso es lo que marca la diferencia. Por eso hay que incidir en evitar la estigmatización, ya que hay muchos factores que predisponen a que las personas cojan peso y, sobre todo, adquieran la enfermedad de la obesidad. Muchas personas con obesidad se sienten culpables; creen que es por su culpa y por eso muchas no acuden a su médico para tratarse.
“La obesidad es una enfermedad crónica y multifactorial”
¿Cómo debe ser su abordaje?
Multifactorial, con equipos multidisciplinares que atiendan a estos pacientes. Con Unidades compuestas por especialistas de distintas especialidades: hepatólogos, endocrinólogos, psicólogos, expertos en ejercicio y en nutrición. Hay que ver la enfermedad de forma holística; todos los tratamientos para esta enfermedad crónica son a largo plazo.
¿Los revolucionarios medicamentos para la obesidad son balas mágicas o tienen que ir acompañados con ejercicio y cambios de hábitos de vida?
La alianza metabólica: el ejercicio y la farmacología podrían revolucionar el manejo de la obesidad. En los artículos científicos se describe perfectamente que ningún fármaco es mágico, pero tienen la cualidad de curar. Esto, en el siglo XXI es magia, eso es innegable. Ya tenemos fármacos que la curan, pero en la enfermedad de la obesidad deben de ir combinados con cambios en el hábito de vida: alimentación, ejercicio, etc. Eso es innegable.
¿Se sigue dando mucha importancia al Índice de Masa Corporal (IMC)?
“Ni vagos ni faltos de voluntad, los obesos son personas enfermas”
Se está cambiando y vemos que la obesidad no solo es el peso o el Índice de Masa Corporal (IMC), que se cita y se emplea para clasificar. Los científicos y los médicos tienen que cambiar de chip con el IMC, porque es un indicador sesgado; no refleja la distribución ni la funcionalidad del tejido adiposo, dos factores que son fundamentales en el diagnóstico de la obesidad y en el desarrollo de las comorbilidades. Además, el IMC no permite establecer la masa muscular, que es fundamental no solo para la movilidad, sino también para el mantenimiento del metabolismo y la salud en general. El IMC no es una medida de salud.
Pero el IMC es una herramienta que se sigue utilizando.
Cuando se usa el IMC debe combinarse con la circunferencia de cintura (CC) o el cociente cintura-estatura. La valoración conjunta del IMC y estos parámetros representan un mejor predictor del riesgo futuro para la salud. Se debe combinar, además, con el uso de técnicas específicas para evaluar la composición corporal, como la bioimpedancia eléctrica, ecografía nutricional, etc. Siempre que sea posible, hay que considerar también el uso de biomarcadores bioquímicos y moleculares en muestras de biopsias de tejido adiposo y en fluidos corporales.
¿La acumulación de grasa abdominal es un factor de riesgo cardiometabólico?
Está asociada a tener más complicaciones y es un factor más determinante del desarrollo de patologías metabólicas que el IMC, incluso en individuos con este índice inferior a los valores estándar para el diagnóstico de obesidad.
¿Al referirnos a estos pacientes, el lenguaje es importante?
La sociedad, los profesionales y los medios de comunicación, todos jugamos un papel clave en la percepción que tiene la ciudadanía sobre la obesidad, su prevalencia y tratamiento. En algunas ocasiones se publica información incorrecta que incluye un lenguaje inapropiado, lo que no solo puede llevar a tener una visión errónea de la obesidad, sino que también puede perpetuar o incrementar el estigma social que acarrea esta patología. El hecho de que se sepa que hay factores genéticos que promueven la obesidad quita estigma a la enfermedad; hay un largo camino, en este sentido, porque hasta los más concienciados tenemos sesgo.
Para luchar frente al estigma han elaborado una guía. ¿Qué recomendaciones ofrecen?
La SEEDO, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición y la de Medicina Interna hemos publicado recientemente una guía que puede ser útil para los medios de comunicación, que tienen la oportunidad de desempañar un papel positivo en cómo se aborda y percibe la obesidad. En ella aconsejamos emplear un lenguaje apropiado y coherente, priorizando a las personas sobre su enfermedad; lanzar un mensaje correcto, de forma que se identifique la obesidad como enfermedad crónica y no como problema estético. Además, recomendamos usar imágenes adecuadas, de forma que se muestre a las personas con obesidad como tales, como personas, no como objetos definidos por la enfermedad. Asimismo, hay que mantener el rigor clínico.
También desde la SEEDO han elaborado el documento MetaObesidad2025. ¿Cuál es su objetivo?
Defender, en la línea de las últimas publicaciones científicas, que la obesidad es una enfermedad progresiva y, por tanto, que debe ser considerada como tal en todas sus etapas. En definitiva, es el momento de reescribir la narrativa sobre la obesidad. Este decálogo representa nuestro compromiso con las personas que viven con obesidad y con aquellas comprometidas con la correcta prevención de la obesidad, así como con la promoción del abordaje y tratamiento de esta enfermedad.
Porque la salud es lo que importa #PonSaludEnTuVida