• España es uno de los países europeos con mayor consumo de cannabis entre los adolescentes.  

• Por razones de maduración cerebral y personal, la población de menos de 20 años está más expuesta a las consecuencias negativas del consumo de cannabis

• Si al dejar de fumar, aparecen síntomas como irritabilidad, ansiedad, pérdida de apetito, aumento del consumo de tabaco, insomnio y dificultad de concentración, puede sospecharse un cuadro de abstinencia de cannabis por dependencia del mismo.

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Diversas investigaciones han puesto de manifiesto que el consumo de marihuana puede reducir en 8 puntos el coeficiente intelectual de un adolescente.

La marihuana es la droga ilegal más consumida en España, especialmente entre los jóvenes. Según datos del Ministerio de Sanidad,un 2,7% de los chavales entre 14 y 18 años fuma cannabis a diario, mientras que un 16,1% realiza un consumo de riesgo. La mayoría de ellos consideran que es más peligroso el tabaco. Pero éste es solo uno de los muchos mitos que rodean a la marihuana y que están muy extendidos entre la juventud.

Muchos padres se preguntan cómo deberían actuar si descubren que su hijo consume cannabis. Sabrina Sánchez Quintero, psicóloga clínica del Programa de Conductas Adictivas y Patología Dual del Servicio de Psiquiatría y Psicología Clínica HM Puerta del Sur, dirigido por el doctor Luis Caballero, explica las pautas: «Lo recomendable es acercarse tranquilamente a él para preguntarle por sus motivos para consumir. Al mismo tiempo, hay que transmitirle firmemente la idea, hoy bien contrastada, de que el consumo a esa edad tiene riesgos para su salud y que no lo aprueban. Si no es suficiente, se le puede ofrecer ayuda profesional“.

En  este Programa se atiende a pacientes adolescentes con abuso y dependencia del cannabis, son tratamientos inspirados en programas aplicados con éxito en otros países europeos. El abordaje es interdisciplinar y adaptado a las necesidades de cada caso, e incluye tratamientos farmacológicos y psicoterapéuticos en diferentes  formatos. Si el joven rechaza la ayuda, también se ofrece asesoramiento a padres «perdidos».

El cannabis proviene de una planta llamada «cannabis sativa». Su principio activo es el tetrahidrocannabinol (THC). Se consume habitualmente en forma de cigarro fabricado manualmente, el «porro», a base de marihuana (hojas secas) o hachís (resina sólida) mezclado con tabaco.

En España, la edad de inicio de consumo de cannabis está entre los 13 y 15 años y es uno de los países de Europa con mayor  consumo entre los adolescentes. Aunque cada persona tiene diferentes motivos para empezar a consumir, los más frecuentes son: por un lado,  que la droga está disponible en el entorno. Por otro, ciertos «mitos» que normalizan el consumo y hacen creer que no hay riesgo alguno. «Por razones de maduración cerebral y personal, la población de menos de 20 años está más expuesta a las consecuencias negativas del consumo de cannabis“, explica la psicóloga.

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Efectos del cannabis

Los efectos inmediatos dependen de factores como la cantidad, la concentración de THC, la constitución biológica y otras características psicológicas (expectativas positivas, ambiente en el que se consume, estado de ánimo previo y experiencias previas). Pero los más comunes son hilaridad, alteraciones perceptivas, torpeza, lentitud, taquicardia, hambre y fatiga.

A largo plazo, los efectos son:

Dependencia: alrededor del 10% de fumadores esporádicos desarrolla dependencia.

Aumento del riesgo de enfermedades respiratorias.

: memoria, atención y aprendizaje. Este riesgo es mayor cuando el consumo se inicia en la adolescencia.

– «Síndrome amotivacional»: desinterés general por todo lo que le rodea.

Mayor probabilidad de trastornos psiquiátricos en personas vulnerables: psicosis, ansiedad, depresión.

– Consecuencias sociales: abandono y fracaso escolar; problemas de convivencia, irritabilidad, discusiones.

Sabrina Sánchez explica que “aunque se ha descrito un patrón de escalada que empezaría con tabaco y alcohol, continuaría con cannabis y culminaría con otras sustancias (heroína o cocaína), no ocurre necesariamente en todos los que fuman cannabis. Muchos consumidores cierran su ciclo del consumo con la abstinencia y la adopción de hábitos saludables“.

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Todavía hay quien defiende que el cannabis es “natural” y, por tanto, no es nocivo.

Mitos  sobre el cannabis

Muchos mitos provienen de hechos que, teniendo una base real, están muy distorsionados. Por poner un ejemplo, hay quien defiende que el cannabis es “natural” y, por tanto, no es nocivo. Quien dice esto olvida dos hechos: primero, que no todo lo «natural» es saludable (la cicuta es veneno «natural»); y segundo, que actualmente las plantas y el hachís son adulterados para modificar la concentración del THC. En nuestro Servicio, apunta la psicóloga, se abordan estos temas con los pacientes, para favorecer su pensamiento crítico y que no se crean  todo lo que les cuentan los medios defensores del consumo.

El cannabis tiene THC, su ingrediente psicoactivo, una sustancia que altera ciertas funciones del cerebro. «El THC se adhiere a las partes adiposas del organismo, como por ejemplo el cerebro, algo especialmente peligroso teniendo en cuenta que en chavales de 14 o 15 años todavía no ha finalizado la maduración de este órgano», señala Lage. El THC produce «alteraciones en la concentración y problemas de memoria». Diversas investigaciones han puesto de manifiesto que el consumo de marihuana puede reducir en 8 puntos el coeficiente intelectual de un adolescente.

¿Cuándo hay adicción?

La marihuana sí genera adicción. «Es una sustancia que causa una adicción similar a la de cualquier otra droga», explica el neuropsiquiatra  Javier Aizpiri. Al consumirla se estimula la liberación de dopamina, la hormona del placer, ya que actúa sobre el sistema de gratificación y recompensa cerebral. Se estima que el 9% de los adultos que la consumen se vuelven adictos, porcentaje que se duplica en el caso de los adolescentes.

Pasa a ser una adicción cuando  ocupa un lugar central en su vida, cuando intenta dejarlo y no lo consigue, o cuando tras dejarlo hay muchas recaídas. Si al dejar de fumar, aparecen síntomas como irritabilidad, ansiedad, pérdida de apetito,aumento del consumo de tabaco, insomnio y dificultad de concentración, puede sospecharse un cuadro de abstinencia de cannabis por dependencia del mismo. Sin duda, es el momento de solicitar una valoración y una eventual ayuda profesional.

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